Los seres humanos siempre han sido refractarios a los cambios. Cuando algo nuevo surge la primera reacción es negar, ir en contra, pero después la aceptación se vuelve inevitable si viene que a veces demore. Este es el caso de las tecnologías de hoy que traen todos los días cambios de hábitos que chocan con nuestra manera de ser y nuestra manera de ver el mundo. ¿Cómo aceptar esto?

   Cuando a finales del siglo 18 los hermanos Benz crearon su primer coche, la aceptación de tal novedad era algo impensable. Tanto que la primera providencia de las autoridades locales fue la de exigir que, cuando el coche saliera en las calles, debía ir por delante a un hombre con una linterna para alertar a las personas de que "venía un carruaje sin caballos".

   Esto muestra cómo la gente reaccionaba entonces a las innovaciones tecnológicas que, ciertamente, no eran como hoy, ocurriendo todos los días. Pero no estamos muy lejos de eso en algunos casos. Todavía hay personas que son extremadamente renuentes a aceptar nuevas tecnologías, siempre con argumentos de que sólo sirven para empeorar el mundo y no para mejorar.

   Es claro que las medidas que se toman en este caso no son tan drásticas como en la época del mismo coche. En el caso de que se trate de un coche de los hermanos Benz (ahora Mercedes Benz), desarrollando 250 km / h en una autoban de Alemania con un sujeto en el frente, llevando una linterna ...

 

Charge con mi personaje Eltron
Charge con mi personaje Eltron

 

 

   La evolución de la tecnología forma parte del proceso de desarrollo del ser humano. Desde el momento en que las dejó para ir a la ciudad empezando la era industrial, y luego la era de la tecnología por la que pasamos estamos en una carretera sin retorno.

   De nada adelantaron los movimientos de vuelta al campo, como son infructuosos los movimientos que tratan de traer al hombre de vuelta a las actividades en que la máquina es más eficiente.

   Pero, las máquinas quitan el empleo del hombre es el argumento más escuchado. No es así. Las máquinas liberan al hombre para hacer tareas menos agotadoras y repetitivas, liberando su mente para que tareas que ni siquiera la AI logra que es la que envuelve la creatividad.

   Coloquemos las máquinas para trabajar para nosotros pero, al mismo tiempo, creemos mecanismos en que los frutos de ese trabajo revierten hacia nosotros y nos sostengan. La creación de riquezas por las máquinas debe ser en beneficio del hombre y no para perjudicarlo. Es necesario no sólo entender esto, sino trabajar en el sentido que la evolución tecnológica, que es un proceso irreversible, ocurra en beneficio del hombre.

 

 

 

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