Evidentemente, con el ojo desnudo, mirando directamente al sol, no es posible ver las manchas solares. Sin embargo, con pequeños largavistas o telescopios existe un modo, sin mirar directamente hacia el sol, de ver las manchas.

¡Cuidado! Nunca se debe mirar directamente hacia el sol con ningún aparato óptico como largavistas o binóculos, pues la fuerte luminosidad puede dañamos la vista irremediablemente. Lo que se hace es usar un artificio de proyección.

 

Proyectamos la imagen del sol en una pantalla, con ayuda de un lente o incluso telescopio. como muestra la figura.

 


 

 

 Precisamos un cuarto que pueda oscurecerse perfectamente y que tenga una ventana que quede hacia el Sol naciente o poniente. Tapamos la ventana con una cortina o manta gruesa, dejando solamente una abertura para la fijación del lente o telescopio, como muestra la misma figura.

Apuntamos la lente hacia el sol, ya previamente localizada, sin mirar nunca por su objetivo. Nos orientamos por la imagen que se proyecta en una cartulina de 50 cm. a 3 metros de distancia. Ajustamos entonces el foco para que la imagen quede nítida.

Con este procedimiento podremos ver claramente cuando existen las manchas.

Los pequeños puntos oscuros que vemos proyectados pueden tener millares de kilómetros de diámetro, mayores que la propia Tierra y, en verdad, no corresponden a regiones "frías". Su temperatura está en el orden de 2.000 a 4.000 grados, pero como éste es un valor más bajo que las regiones adyacentes las manchas parecen oscuras.

Algunos telescopios de gran porte poseen una pantalla especial para la observación del sol. Con ellos no necesitamos todos los recursos que citamos, si bien la observación en un cuarto oscuro será mucho mejor.

 

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